Un conejo como mascota en casa

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Para la mayoría de la gente la palabra conejo, significa la imagen de un animalito con una mirada gentil y una nariz que se mueve constantemente. Sin embargo, el hecho es que ha pasado de ser un animal de granja que se destinaba puramente al consumo a convertirse en un miembro más de la familia en muchos hogares del mundo.

Existe la creencia común de que los conejos y las liebres son animales temerosos. En su ámbito natural, este comportamiento viene determinado por la necesidad de supervivencia, es decir, estos animales son el principal objetivo de muchos predadores como lobos, águilas, zorros o comadrejas, por lo que mantener una actitud siempre alerta es su mejor arma. Así, ante cualquier amenaza, este animal tiene dos únicas opciones: darse a la fuga o agacharse simulando estar muerto. En el hogar, se comportan de forma similar. Si percibe ruidos estridentes o muy altos el conejo se aplanará contra el piso, con las orejas hacia atrás, los ojos abiertos de par en par, y le temblará el cuerpo.

Esta necesidad de seguridad les lleva a marcar el territorio que consideran de su pertenencia. En el campo lo harán mediante la colocación de ramas o piedras en torno a la madriguera o bien mediante secreciones corporales. En su vida de mascota, estos animales considerarán su refugio la jaula o los sitios que más frecuenten, territorios que también serán delimitados perfectamente por el animal. Aunque son tranquilos, no son raros los enfrentamientos con sus congéneres por defender su espacio.

Los conejos son herbívoros. Su dieta se compone de diversos vegetales, con un componente fibroso preponderante, es decir, comen mucho forraje y poco grano. Las peculiaridades de sus procesos digestivos hacen que los conejos necesiten una dieta muy especial. Debe contener gran cantidad de celulosa y no demasiados azúcares simples o almidón que pueden fermentar rápidamente en su lento tránsito intestinal. Además, los conejos necesitan comer cada poco tiempo para que el tránsito de alimento se mantenga, por lo que ingieren pequeñas cantidades cada vez que se alimentan. Se ha estimado que un conejo puede ingerir alimento hasta 80 veces al día.

Existen tres componentes principales en la dieta de un conejo: el forraje seco, los alimentos concentrados y los alimentos verdes.

El forraje, fresco o seco, debería ser el componente principal de la dieta. El mejor forraje seco que se puede dar a esta mascota es un heno de buena calidad, formado por variedad de plantas, con un olor agradable y que no esté mohoso o descolorido.

Los alimentos concentrados han de darse en cantidades mínimas por los problemas digestivos que podrían causar al animal. Formarían este grupo alimentos muy energéticos y ricos en hidratos de carbono como los cereales. Nunca deben de suministrarse en una cantidad superior a 10 grs. por kg. de peso vivo del animal y día, y siempre han de darse triturados, pues de otra manera el conejo podría comerlos enteros, con lo que se digerirían mal y darían problemas.

Los alimentos verdes pueden constituir el 45 % de la dieta, pero hay que acostumbrar poco a poco al animal. Si de golpe se le suministra una gran cantidad de alimentos verdes se le provocarán desarreglos intestinales. Además, si la mascota no está acostumbrada al alimento fresco, se deben ir aumentando todos los días poco a poco su cantidad hasta alcanzar los límites deseados. Como alimento verde se les puede dar trébol (no más de un 20 % del total de forraje verde), alfalfa, diente de león, llantén, zanahoria, pera y manzana (peladas). También hierbas aromáticas como la salvia o la menta.

En cuanto al agua, es conveniente saber que requieren de 3 a 5 litros de agua fresca y se recomienda que el recipiente sea lo bastante pesado para que no los tiren. Por las formas y el material hay que fijarse cual se adapta mejor al alojamiento.

Cuidados básicos:

El conejo tiene que ser controlado diariamente para detectar cualquier anormalidad. Hay que asegurarse de que beban agua y coman sus alimentos. También es necesario inspeccionar sus dientes con regularidad: tienen que estar firmes, y los superiores sobrepasando a los inferiores. Es necesario vigilar que no tengan pulgas o piojos, y se puede usar aceite de cocina para suavizar las orejas.

Entre las enfermedades más comunes de esta mascota se pueden destacar:

  • Ácaros en las orejas:  Se puede producir por el rascado o sacudida de las mismas.
  • Orina roja:  Se debe controlar la alimentación.
  • Mucosidades:  Normalmente producidas por infecciones bacterianas en las vías respiratorias.
  • Llagas o úlceras:  Se producen por contacto con pisos rugosos en las plantas de las patas.
  • Cuello torcido: Originado por infección bacteriana en la oreja interna asociada con enfermedades respiratorias.
  • Maloclusión:  Los dientes opuestos no se enfrentan.
  • Ojos llorosos: Se tapan los lagrimales, a veces asociados con enfermedades de las vías respiratorias.

El alojamiento puede ser jaulas de alambre o casillas de madera (no se debe olvidar que el conejo es un roedor, así que si es de madera, ésta debe ser de buena calidad). Las primeras se adaptan para interiores, en cambio las de maderas se recomiendan para lugares externos. El tamaño del alojamiento dependerá mucho del volumen de la mascota aunque, como norma general, se toman cada 0,70 metros cuadrados de alojamiento por cada 500 grs. del peso del animal elegido.

En cuanto a su ubicación, como primera medida, siempre hay que tener el alojamiento bien ventilado y hay que tener mucho cuidado con las altas temperaturas, ya que no las soportan.

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