Está de moda tener serpientes como mascotas… aunque seguramente en la mayoría de los casos suele pesar más el deseo de originalidad y excentricidad que la verdadera afición por estas especies.
Las serpientes no se parecen en nada a las mascotas más tradicionales, no nos demostrarán nunca afecto, no las podremos sacar con collar y correa, y además tendremos que ser especialmente cuidadosos con su hábitat y con su manejo.
Dependiendo de la región del mundo en que estemos, la reacción frente a este tipo de animales puede ser muy diferente e incluso extrema: de adoración o de odio. En aquellas culturas donde son admiradas suelen ser utilizadas como base en la cura de algunas enfermedades o a veces intervienen razones religiosas.
Por contra la ofidofobia con frecuencia esconde una falta de información no sólo en cuanto a saber distinguir las especies venenosas de las inofensivas, sino también en conocer el importante rol que cumplen estos animales en el mantenimiento del equilibrio de los ecosistemas. Además ayudan al hombre a controlar algunas poblaciones animales consideradas como potenciales plagas domésticas o agrícolas.
Los reptiles fueron los primeros vertebrados en adaptarse a los lugares secos y a los ambientes terrestres, pues su piel ofrece mayor resistencia al agua y sus huevos están más protegidos de la deshidratación por ser más gruesos y resistentes.
Dentro de la clase de los reptiles (del latín reptar), se integran además varios órdenes como los lepidosaurios (lagartos, iguanas), los quelonios (tortugas) y los cocodrilaceos, todos comparten la característica de tener una piel seca, recubierta de escamas o escudos, con pocas glándulas superficiales. El esqueleto está osificado y respiran por los pulmones a excepción de algunas tortugas que tienen respiración faríngea o cloacal.
Hemos recibido muchas consultas relacionadas con un curioso acontecimiento en la vida de estos reptiles: la muda. Este proceso es un momento crítico en la vida de las serpientes, en el cual se renueva la capa córnea de la piel y surge una piel lisa y brillante. En un ejemplar sano la muda se inicia desde la cabeza, siguiendo luego el resto del cuerpo. Se suele ayudar con algún tronco o piedra para completarla. Durante este período la serpiente suele permanecer quieta y al finalizar el mismo vuelve a su nivel normal de actividad. Este proceso en los animales que viven en cautividad puede verse afectado por la alimentación, estados de estrés, temperatura, higiene, etc. No es recomendable manipular al animal durante esta etapa. Si quieres la puedes ayudar humedeciéndola con agua tibia mediante un spray una vez al día.
Durante la cría en cautividad el alojamiento es un aspecto fundamental. La mínima variación de alguno de sus factores (luz, temperatura, humedad), puede resultar fatal. La mayoría de las enfermedades que padecen las serpientes que viven en terrarios están relacionadas con las condiciones de vida. Es fundamental tomar en cuenta al medio natural donde viven en libertad e intentar reproducir al máximo estas condiciones. Si se tratara de una especie arborícola como el pitón o la boa constrictor hay que elegir terrarios altos. Si se trata de especies topicales es fundamental que el terrario esté húmedo, como es el caso de la boa que necesita un 80% de humedad, que debe continuamente controlarse con un higrómetro. Si en cambio estamos hablando de alguna especie europea hay que instalar terrarios secos con calefacción, cuidando muy bien en esconder las resistencias para evitar graves quemaduras. Incluso pueden ser necesarios termostatos que regulen las diferencias de temperaturas de la noche y del día.
Hay que tener en cuenta que las serpientes más grandes pueden sobrepasar los 10 metros.
Es importante que aquellos que decidan adquirir un animal de este tipo como mascota tengan un profundo conocimiento de estas especies y una enorme afición. Asimismo hay un aspecto fundamental que tiene que ver con que los circuitos especializados en la venta de estos animales y el respeto escrupuloso de la reglamentación. Quienes compren este tipo de animales deben solicitar y comprobar su origen, exigir certificados de venta y, cuando corresponda, pedir los documentos de autorización para la importación. De esta forma no contribuiremos al tráfico ilegal de especies, ni fomentaremos las capturas de especies animales que están en peligro de extinción.