La doma racional y el secreto de los susurradores de caballos

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He decidido hoy escribir acerca de algo que me resulta sumamente interesante; desde que conocí su existencia me vi motivada a querer entender más de que se trataba, y aún al día de hoy, luego de varios años, sigo maravillándome de las cosas increíbles que puede lograr el ser humano tan sólo usando su cabeza movido por sus emociones y no por la fuerza y la tozudez.

El tema que trataré será la DOMA NATURAL O RACIONAL.

Los susurradores son aquellos domadores que domestican a los caballos a través de la técnica “equs”, mediante la cual tratan de comunicarse con los caballos de la misma manera que estos lo hacen entre sí en libertad, teniendo en cuenta las actitudes que estos adoptan en una manada con sus semejantes.

El domador debe conseguir que el caballo lo vea como el “jefe de la manada” y al hacerlo, no intentará desobedecerlo porque sabe que de hacerlo, será echado del grupo, entonces, se somete a ser embridado, ensillado, y aprende aquellas cosas que el domador le va enseñando rápidamente.

Pero comprender a los caballos no resulta algo muy sencillo debido a que dentro del grupo tienen códigos y reglas bien establecidas, que pueden resultar incluso complejas, como se requiere de muchísimo tacto y paciencia, no es algo que cualquiera puede hacer, lleva tiempo y mucha práctica.

Dos de las cosas más importantes de esta técnica son:

1) Al animal no se lo obliga a aprender, se lo incentiva de tal forma que siente curiosidad por hacerlo.

2) No se usa ninguna técnica de castigo para el caballo, llámese fustas, espuelas, etc…

A los caballos siempre se los ha entrenado de manera cruda y raras veces se ha intentado acercarse a su mundo, además suelen ser simples instrumentos que, una vez cumplen su “vida util”, son eliminados de la tropa, para dar lugar a un nuevo ejemplar que realice las tareas de manera “eficiente”…

“Creo que recién se ha empezado a tratar de comprender a esos hermosos animales que hemos usado y abusado, sin tratar de entender su lenguaje, hemos seguido de una manera IRRACIONAL los viejos métodos de doma heredados de épocas pasadas, muy brutales por cierto, imponiéndonos sobre ellos, sometiéndolos…no contactándonos, sin llegar a establecer un lazo entre ambos…”

(Jorge Lisandro Montiel)

Los susurradores ya existían hace varios siglos en Inglaterra y se los llamaba así porque a través de pequeñas palabras claves, que sólo conocían quienes ejercían dicha metodología, lograban que los caballos les obedecieran, de todas maneras se los trataba de brujos y no solían ser respetados por la sociedad.

Además a los aspirantes a susurradores se les comunicaba “la Palabra” que si era susurrada al oído del animal daba al jinete poder absoluto sobre éste.

Hoy en día es una técnica muy respetada por algunos pero rechazada por otros; en muchos centros ecuestres se realizan cursos donde enseñan a domar a los caballos como lo hacían los antiguos susurradores, aunque se cree que para poder ejercer esta técnica es necesario contar con cierta capacidad innata que no todos los hombres poseen y que no se puede aprender.

 

John Solomon Rarey, un hombre de Groveport (Ohio), quien domó su primer caballo a los 12 años de edad, es uno de los más famosos; incluso en 1858 fue llamado por la reina Victoria para que se ocupara de tranquilizar a su caballo en el castillo de Windsor (Inglaterra).
Muchos años más tarde, en 1995, Nicholas Evans, publicó su libro “The Horse Whisperer” donde relata la historia de John y algunos de sus secretos para educar a estos animales. Más tarde este libro fue llevado a la pantalla grande en la película “El hombre que susurraba a los caballos”, protagonizada por Robert Redford, gracias a la cual los susurradores estuvieron en “boca de todos”.

Un susurrador muy conocido y que ha esparcido su técnica por todo el mundo es el argentino Fernando Noailles Olivé, quien comenzó a montar y amansar caballos bajo la bruta técnica tradicional heredada de sus ancestros hasta que conoció a un descendiente indígena que le mostró una nueva dimensión en la comunicación con los equinos y con los demás seres vivos, basada en la interpretación de la realidad desde el punto de vista del otro, lograda a través de una buena observación y comprensión; “sintiendo” realmente el lenguaje natural de los otros presente en forma de energía.

Desde entonces comenzó a dedicarse a la ‘Doma Racional’ llegando a obtener resultados asombrosos en cuestión de días.

Dicho por él mismo ‘Agradezco levantarme cada mañana para hacer lo que más me apasiona’

Para él se trata de algo más que una manera de educar a los caballos, es una filosofía de vida, aquella técnica puede ser aplicada a todos los seres vivos y puede dar muy buenos resultados.

De hecho, ha dado cursos para presos de alta y mediana peligrosidad con el fin de ayudarlos a reubicar valores importantes para re-formarse, tales como la autoestima, el compañerismo y una mayor estabilidad para controlar sus emociones.

Estos cursos han tenido mucho éxito y lo llevaron más tarde a trabajar con pacientes bajo tratamientos psiquiátricos para inculcarles esa misma filosofía.

Quizás, si todos nos convirtiéramos en susurradores de caballos el mundo cambiaria; si utilizásemos las mano para rozar y acariciar, la voz para besar en vez de herir, el mundo seria nuestro perdido Paraíso. (La Muralla – 12 de Diciembre de 2005)

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