Si eres el feliz dueño de una gata, sin lugar a dudas conocerás a la perfección los molestos períodos de celo de tu mascota, durante los cuales no para de maullar, ronronear y restregarse por todos los lugares de la casa.
Sin embargo, la mayoría de las personas desconocen con exactitud cuáles son los diversos estadíos por los que pasa su animalito durante la época de celo. Para sobrellevar estos períodos, nada mejor que conocer un poco más acerca de qué le sucede a nuestra gatita en esos momentos.
En principio, es importante destacar que las gatas son poliéstricas estacionales y que logran alcanzar su madurez sexual entre los seis y los quince meses de vida. En cambio, los felinos machos comienzan con sus períodos de celo recién al año.
En teoría se sabe que las gatas manifiestan su celo dos veces al año, aunque en realidad quienes tenemos hermosas felinas sabemos que anualmente experimentan más de una ovulación, que se produce cada 20 ó 30 días.
En general, los especialistas coinciden en señalar que los períodos de celo se producen más frecuentemente en las gatas cuando están expuestas a determinados factores propicios.
Entre estos factores se encuentra la temperatura del ambiente, la presencia de otros gatos, la duración del día, y demás. Por eso cuando la gata se encuentra en medio de condiciones favorables al apareamiento, se activa en ella un sistema hormonal que induce al celo.
Por eso, aunque las etapas de celo deben ocurrir sólo en primavera o parte del verano, no es de extrañar que si nuestra gata vive dentro de nuestro hogar experimente períodos de celo todo el año, ya que las condiciones de luz artificial y el calor de las estufas activan el mencionado sistema hormonal de nuestra pequeña mascota.
El “poestro” es la primera etapa del celo, y suele tener una duración de entre uno a tres días, durante los cuales la gata mostrará un aumento en su apetito, comenzará a estar inquieta, maullará de manera corta y aguda, y se podrá mucho más afectuosa con nosotros que de costumbre.
Es un período de cortejo, durante el cual la gata intentará atraer al macho, pero aún no dejará que se aparee con ella.
La segunda etapa del celo corresponde al denominado “estro”, que es en realidad el celo. Este período tiene una duración aproximada de entre cuatro a seis días si hay apareamiento, y de lo contrario suele durar de diez a catorce días.
Notaremos que nuestra gatita ha ingresado en el estro cuando comience a maullar de manera más fuerte y frecuente, además de los significativos cambios en su conducta, ya que se volverá mucho más afectuosa, se restregará contra pisos y muebles y sacudirá sus pelvis.
A medida que los días transcurran, nuestra gata comenzará a emitir un maullido que muchas veces confundiremos con sufrimiento, pero no hay que alarmarse ya que ese es el maullido característico mediante el cual la hembra llama al macho.
El “metaestro” es la tercera etapa del ciclo reproductivo, y debido a su corta duración, sólo 24 horas, y no haber signos notorios que la diferencien del “estro”, muchos incluyen este período en el anterior.
La diferencia entre la segunda y tercera fase radica en que durante el metaestro la gata rechazará de manera agresiva al macho si éste intenta aparear con ella.
Por último llega la fase del “anestro” que es simplemente un período de descanso reproductivo, que presentará una duración de aproximadamente 90 días, es decir hasta que comience un nuevo ciclo de celo.