Los caballos son animales fuertes pero a la vez sumamente delicados; si se les presenta alguna complicación de salud suelen volverse como bebés y necesitan cuidados muy rigurosos para lograr sanarse.
En este artículo intentaré dar algunas pautas acerca de cómo descubrir si su caballo está enfermo o tiene algún tipo de dolencia; la idea es que usted pueda, luego de haberme leído, saber qué le está sucediendo a su animal y si es lo suficientemente grave como para consultar con un veterinario o si usted puede ocuparse efectivamente de él.
Pero antes de que los síntomas aparezcan, los cuales nos avisan de una enfermedad que ya ha terminado de incubarse y comienza su proceso de desarrollo, pueden existir otros signos que los precedan. Si usted logra reconocerlos y actúa en consecuencia, puede llegar, en muchos casos, a evitar una enfermedad que tal vez podría ser grave.
Estos signos son:
Cambios en la respiración o aceleración del pulso, ésta en los equinos ronda entre las 8 y 12 inspiraciones por minuto, si su caballo supera tal cantidad, puede usted estar frente a un “aviso” de posible enfermedad.
Además, los caballos al sentirse extraños, cuando notan que algo no está del todo bien, suelen tumbarse en el suelo, o detenerse de pronto y negarse a continuar andando; comienzan a cojear, cosa fácil de ver y que no debería dejar pasar por alto, se recomienda que sus patas sean examinadas inmediatamente cada una de sus patas.
Es muy simple descubrir que el animal cojea, pero no lo es tanto saber exactamente cual de sus extremidades es la afectada. Una manera de saberlo es tener en cuenta que cuando el animal siente dolor en las patas delanteras suele inclinar la cabeza al apoyar el peso de su cuerpo sobre la pata sana y levantarla bruscamente al sentir el agudo dolor en su pata lastimada; si se trata de una cojera en las patas de atrás, el animal tenderá a levantar la cadera del lado donde tiene la pata estropeada.
Se recomienda en la mayoría de estos casos llamar urgentemente a un veterinario, sobretodo si usted no puede resolver el problema o si no logra encontrarlo.
Hay muchas enfermedades que afectan a los equinos, una de las más comunes es la gripe, y sus síntomas suelen ser sumamente visibles, ya que repentinamente el animal se opaca, comienza a verse triste, se le oscurece el pelaje, su apetito disminuye y puede notárselo triste y desganado.
Además, suele presentar los ojos llorosos, mucosidad, pulso acelerado y temblores en el cuerpo.
Se recomienda inmediatamente tomarle la temperatura, (si no se posee un termómetro puede ser suficiente con tocarle las orejas) si supera los 38º significa que el animal tiene fiebre y en ese caso se recomienda cubrir al animal con mantas y mantenerlo en una cuadra donde no haya corrientes de aire y donde pueda sentirse cómodo; hacerlo inhalar un mejunje de perfumes balsámicos y, en caso de que tenga la garganta inflamada deben colocarse sobre ella unos paños calientes para aliviar un poco el dolor.
Si luego de tomar estas precauciones aún persisten los dolores y los síntomas, consulte inmediatamente con un veterinario.
¡Nunca suministre ninguna medicina que no haya sido prescrita por un veterinario!; los equinos son animales super sensibles y una medicina mal dada podría llegar a causarle serios problemas, incluso la muerte.
Es importante que siempre esté preparado para enfrentarse a problemas como éste, observe a su animal todos los días y hágale un seguimiento exhaustivo para evitar problemas serios.